La
globalización
Es
cierto que existe una dualidad en
todo lo que conocemos, un lado bueno y uno malo o no tan bueno y en el
particular caso de la globalización no se puede hacer una excepción. Creo que
todo depende de la perspectiva con la que se mire.
Desde el punto de vista económico del autor se describen
tres etapas u “olas” en las que la globalización se hizo presente a lo largo de
la historia, el autor sostiene que este fenómeno tuvo mayor auge a partir del
siglo XIX sin embargo, cabe recordar que éste ha estado presente desde hace
mucho más tiempo, ejemplo de ello, durante la colonización de México en el
siglo XVI.
Las últimas dos olas son las que tienen más
relevancia; la segunda –que surge un año antes de finalizar la Segunda Guerra
Mundial, en 1944– debido a que tienen origen tres organizaciones muy
importantes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y El Banco Mundial (BM)
ambos fruto de la Conferencia de Breton Woods y el Acuerdo General sobre
Aranceles y Comercio (GATT) el cual es conocido actualmente como la
Organización Mundial del Comercio (OMC) que se añadió un año después. Esta
segunda etapa como bien dice el autor fue benéfica para algunas naciones,
especialmente las potencias pero no tanto así para los países en desarrollo.
La tercera ola, es la época en la que nos
situamos actualmente, comenzó en 1980 y tiene como característica el desarrollo
de tecnologías. En esta ola, los países que no pudieron incorporarse al fenómeno
globalizador se ven incluidos al ser capaces
de comerciar con productos y servicios.
Beck habla de los beneficios de la globalización
por medio del intercambio o flujo de comercio entre naciones como es el caso de
Estados Unidos con México, habla del “establecimiento de cadenas productivas y
reubicación de empresas” como si
fuese algo completamente positivo sin embargo
hemos visto (en el particular caso de México) el daño que empresas
transnacionales ocasionan a la economía del país e inclusive a sus habitantes,
es muy cierto que generan empleos sin embargo eso es todo; el dinero que genera
esa mano de obra (mal pagada, por cierto) no se queda, regresa a la nación con
más poder económico. De igual manera el autor hace referencia a los países que
no han tenido opción y que han tenido que aceptar esta ola globalizadora y a
pesar de ello, justifica el daño de este fenómeno apelando que no están
preparados para competir en el mercado internacional. Yo opino que muchos de
esos países pueden o podrían desarrollarse plenamente sin necesidad de
involucrarse en el ámbito global. Creo que nos han hecho creer que la
globalización es completamente necesaria para que el país se desarrolle y esté
a la altura de los países más desarrollados.
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